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Cómo pica el mexicano

El chile es la comida sagrada de México: hasta en el cereal se pone. Como buen mexicano uno debe saber pedir de vez en cuando el chile “del que pica” en nuestro elote aunque luego sufra las consecuencias, así como debe degustarlo en su máximo esplendor, es decir, un habanero toreado al menos una vez en su vida. El chile es la base de varios alimentos como lo son el chile relleno y el famoso chile en nogada, aunque también sirve de acompañamiento para la mayoría de los platillos cien por ciento mexicanos (y otros posiblemente no tan mexicanos).


Este alimento nos puede decir mucho del mexicano, tal vez demasiado. La forma en la

que lo comemos, como lo cocinamos y las características mismas del chile nos pueden dar esta información.


Empecemos por su presentación, todos los mexicanos tienen unas pocas diferencias en

este ámbito. Los hay chiles en polvo para ponerle sabor a las cosas, en salsita para quitarle la sequedad a cualquier situación (o a unas buenas papas) o naturales, el fruto de la tierra que pica más que cualquier otro y que se come de a mordidas (o en pedacitos para los que no aguantan tanto).


El chile es difícil de comer para los que no lo conocen o lo han probado antes, entonces

cualquier turista siempre va a salir enchilado, pero al agarrarle el gusto uno se llega a

enamorar de todas sus presentaciones. Comer chile requiere de un poco de masoquismo, el cual exhibimos fuertemente, y del amor a esa adrenalina de ser ese mexicano macho poderoso que ni siente el picor (los primeros 10 segundos). ¿Y qué mexicano no se va dejar ver cuando en cualquier otro lugar del mundo dice en un menú “muy picante”?


Nunca faltará, obviamente, ese chile que no se puede comer, ese desafío que cualquier

ser humano racional sabe que no debe intentar y que todo mexicano igualmente hará y sin admitir su error; llorará en silencio, porque aunque todos saben que le picó y le picó fuerte, el orgullo es cien veces más importante que el dolor. Pero luego no faltarán las risas, las burlas que uno se hace a sí mismo para difuminar el dolor del tremendo golpe al orgullo. El mexicano sabe que se equivocó y después de los primeros días de negación vendrán los memes.


Pero lo más importante, valga la redundancia, es lo picante. Porque el mexicano pica, y

pica fuerte y demuestra esto en todos los ámbitos. Tomemos ahora por ejemplo a uno de los mayores orgullos nacionales: el ganador del premio Benois de la Danse 2018 (premio más importante de la danza clásica reconocido mundialmente), bailarín titular del English National Ballet, Isaac Hernández, nacido en Guadalajara, reconocido actualmente como el mejor bailarín del mundo. Nada pica más que un mexicano que se decide por una causa, pero nadie sufre más por sus errores que este mismo al dejarse llevar por su orgullo.

Ilán Guterman Levy.

Sexto de bachillerato.

"Me considero alguien creativo y con ganas de mejorar a diario".

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